Viajes que recordaras por siempre

Viajes

No necesariamente el resto debe ser el único objetivo de los días de distancia. Imagínese si podemos cambiar nuestras propias vidas en una excursión de verano? Vivir aventuras en vacaciones se ha convertido en un acontecimiento: a través de viajes que dejan su huella, uno tiene que ir un paso más, tanto para introducir la cultura y el estilo de vida de diferentes naciones e individuos como en la forma de comprender y apreciar la nuestra.

Todos estos son momentos que no necesitan durar mucho más que un par de horas, pero que, si regresan a casa, nos han marcado indefinidamente. ¿Cuál necesita para empezar?

UN DÍA NO DOCUMENTADO CON LOS ORANGUTANOS DE BORNEO

Sobre la isla de Borneo (Asia) es uno de apenas dos porciones del mundo donde continúan siendo orangutanes en libertad. El viaje es vital si usted visita Indonesia, ya que el Parque Nacional de Tanjung Puting es excepcional. Allí prevemos una experiencia en la que estaremos literalmente incomunicados durante un par de días en la selva más completa y frondosa. La estimulación llegará en bocanadas y sin tener que echar un vistazo al móvil: las excursiones se crean en naves de madera (klotok) donde comen y duermen (en colchones y mosquiteros).

VIAJAR EN EL TRANSIBERO

El transiberiano no es sólo otro tren. Viajar a Rusia de un extremo a otro es una experiencia en la que, junto con conocer las medidas de la nación más grande del planeta, tendremos la oportunidad de encontrar paisajes que nunca podremos ver de manera diferente. Ayuda al contacto con la nada, la estepa siberiana y su entorno, en ciudades que parecen adormecidas hasta que llega el tren. Si no es necesario completar en Vladivostok, que son capaces de hacer la parada final en Beijing (el Trans Mongol junto con el Transmanchurian, además de salir de Moscú). Conoceremos a viajeros de todo tipo y volveremos a sentirnos como Michael Strogoff.

ESCALADA DE UNA MONTAÑA POR LA PRIMERA VEZ

No es esencial mudarse al Kilimanjaro, ya que lo que afecta a la vida no es exactamente lo que montamos, sin embargo, el hecho mismo de hacer esto. Como prueba contraria a los retos, como aventura y como un logro que nos permita afrontar nuevos desafíos, pocos viajes son tan emblemáticos como esto. Nos permite detenernos en varios puntos de su ascensión para respirar aire fresco, observar el mundo entero a nuestros pies, magníficos paisajes ... y no escuchar sobre nosotros. Cualquier viaje que nos evalúa viene con un aprendizaje, pero no hay metáfora más notable para vencerlo. Y vale la pena la montaña de la ciudad, la que hemos visto toda la vida en el espacio. Ha llegado el momento.

PASANDO POR UN PAÍS CAMINANDO

por ejemplo, Islandia. La comparación de los paisajes es intrigante y sólo en verano es mejor apreciado, porque una gran parte de esta nación sigue siendo impenetrable a través del largo verano y las calles se vuelven muy peligrosas para muchas actividades. Sin embargo, ahora puede atravesar una gran cantidad de la isla caminando a través de valles de belleza impresionante, con lagos excepcionales, picos sin esperanza, playas de arena negra y playas que no tienen nada que envidiar a la más conocida de Irlanda. Si desea algo más de la naturaleza, es mucho mejor seleccionar Groenlandia; Por el contrario, si buscas algo mucho más relajado puedes elegir el Camino de Santiago. No hay absolutamente ningún peregrino que no regrese desplazado, junto con nuevos amigos, un millón de historias ... y otro medio de enfrentarse a diario, más centrado en lo que realmente importa.

DORMIR EN EL DESIERTO

Dormir en una hamaca en el centro del desierto de Marruecos sería la más cercana y más fácil opciones. La nada más completa, la comparación de las temperaturas, el sentido de fragilidad y, precisamente en el mismo momento, la plenitud religiosa, indican una mezcla especial que dejará la puerta abierta para reunirse, para aprender a apreciar plenamente todo lo que es inmaterial. El pequeño buque de arena que definitivamente traeremos con nosotros es el ancla para volver a descubrir esa calma que experimentamos en el otoño de la noche, una vez que buscamos un pequeño protector para que todo sea ideal.